[ English ] |
|
“Siempre los mártires son lo mejor
que tiene la Iglesia”,
declaró el Cardenal
Gregorio Rosa Chávez (foto) en una conferencia de prensa el viernes pasado tras el
anuncio de que será el purpurado quien estará a cargo de la beatificación de
cuatro nuevos mártires en El Salvador el 22 de enero del 2022. (Los nuevos
beatos serán el jesuita P. Rutilio Grande, el franciscano Fray Cosme Spessotto
y lo los laicos Manuel Solórzano y Nelson Lemus.)
Rosa Chávez propone una verdad constante en la historia de la Iglesia:
los mártires son los máximos ejemplares de santidad y por eso el elenco de los santos
se llama el “martirologio”. Por eso el antiguo padre de la Iglesia Tertuliano
dijo famosamente “La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia”.
Su ejemplo es tan poderos y convincente que energiza el crecimiento de los
creyentes. Pero, de alguna manera, como que lo hemos vuelto más complicado con el
proceso burocrático que produce el reconocimiento de nuevos mártires.
Parte de la complicación surge de que se tarda tanto el estudio de cada
caso que los resultados no se dan—como vemos en el caso de estos nuevos mártires
de la Guerra Civil Salvadoreña—hasta que el conflicto que causó su muerte ha
quedado superado y archivado. Cuando se da el resultado, ya toda la urgencia e inmediación
que impulsó aquella causa ya se ha desgastado. Por eso, durante el proceso del
ahora santo San Óscar Romero, muchos hubiesen querido apresurar el proceso para
que la declaración de su santidad llevara alivio y aliento al sufrido pueblo, a
los pobres que de él dependían.
Este distanciamiento entre estos mártires y aquella historia ya archivada
en que se dio su martirio requiere de una glosa que explique la importancia y
las implicaciones de ese martirio. Para los cuatro nuevos mártires de El
Salvador, no existe mayor guía de referencia para explicar sus martirios que la
obra de San Romero: más que todo, sus homilías y sus cartas pastorales.
El biógrafo del próximo beato Rutilio Grande ha
dicho que “Mons. Romero no se comprende sin Rutilio Grande”—queriendo
dar a entender que fue el asesinato (diríamos martirio) de Grande lo que conmovió
a Romero para impulsarlo a denunciar esa injusticia y muchas otras proféticamente.
Pero podemos decir de igual manera que no se entiende a Rutilio ni a los otros mártires
sin el magisterio de Romero que nos explica por qué estaban estos cristianos
tan inmersos en la cruel realidad salvadoreña, en qué consistía su ministerio,
y que reacción violenta les esperaba, entre tantas cosas plasmadas tan sistemáticamente
en la obra de Romero, que es una verdadera teología del martirio en El
Salvador. La visión eclesial de Romero la
expresó así: “esta Iglesia que son ustedes, tan viva, una
Iglesia tan mártir, una Iglesia tan llena del Espíritu Santo”
(Hom. 31 dic. 1978). Es la Iglesia que se va a presentar el 22 enero de 2022 en
el atrio de la Catedral salvadoreña.
La beatificación de Grande, Spessotto, Solórzano y Lemus es la segunda
entrega en para entender el martirologio salvadoreño. La primera entrega fue la
canonización de Romero. Pero a la par de la beatificación de estos nuevos mártires
va otra entrega, que es la enseñanza de Romero. Todavía falta otro capitulo que
es el reconocimiento del martirio MUJER, pero eso lo dejamos para otro día.
No comments:
Post a Comment