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La historia
del reconocimiento oficial de los Doctores de la Iglesia Universal comienza con
un cuarteto de santos. A mediados del siglo VIII, “cuatro figuras habían surgido como los ‘doctores’ preeminentes de la
Iglesia latina, es decir, Ambrosio, Agustín, Gregorio el Grande y Jerónimo.”[i]
Sin embargo, no fue hasta el año 1298 que el Papa Bonifacio VIII los reconoció
como “doctores” en una carta decretal titulada «Gloriosus Deus».
I. PROCLAMACIONES DE 1298
1. San Gregorio Magno, papa (c. 540 - 604)
2. San Ambrosio, obispo (c. 340 - 397)
3. San Agustín, obispo (354 - 430)
4. San Jerónimo, sacerdote / monje (c. 347 - 420)
El tiempo
promedio para estos cuatro desde la fecha de su muerte hasta que fueron
reconocidos como doctores en 1298 fue de 835 años, por lo que a partir de esta
primera proclamación, no se reconocieron doctores a la carrera. La decisión de
Bonifacio facilitó la elevación litúrgica de cuatro santos ya reconocidos.[ii]
Estos cuatro fueron reconocidos porque, según Bonifacio, habían “revelado los misterios de las Escrituras, desatado
nudos [es decir, disolvieron perplejidades], aclararon dificultades y
explicaron lo que era incierto”.[iii]
Durante los
siguientes dos siglos y medio, la lista de “doctores” permaneció estática, y no
hubo nuevos doctores nombrados hasta 1567, cuando hubo una serie de adiciones
durante un período de 21 años:
II. PROCLAMACIONES DEL SIGLO “16”
5. Santo Tomás de Aquino, sacerdote / teólogo (1225 - 1274; reconocido en 1567 por el Papa Pío
V)
6. San Juan Crisóstomo, arzobispo (347
- 407; reconocido en 1568 por el Papa Pío V)
7. San Basilio el Grande, obispo (330 -
379; reconocido en 1568 por el Papa Pío V)
8. San Gregorio de Naziano, arzobispo
(329 - 389; reconocido en 1568 por el Papa Pío V)
9. San Atanasio, arzobispo (298 - 373; reconocido
en 1568 por el Papa Pío V)
10. San Buenaventura, cardenal / teólogo (1221 - 1274; reconocido
en 1588 por el Papa Sixto V)
Estas seis
adiciones se pueden dividir en dos movimientos principales. El primero fue la
adición de “Cuatro Padres Griegos” para complementar a los “Cuatro Padres
Latinos” que habían sido consagrados en 1298. Así, en 1568, el Papa Pío V
agregó a los Tres Santos Jerarcas del Este (Juan Crisóstomo, Basilio el Grande,
y Gregorio de Nazianzus), más Atanasio para equilibrar (Cuatro Padres del Este y
Cuatro del Oeste).[iv]
La segunda
dinámica conllevó una innovación: el reconocimiento de Tomás de Aquino y
Buenaventura expandió los parámetros más allá de los padres antiguos para
incluir personajes del segundo milenio.
El
intervalo promedio entre la muerte y el doctorado para los proclamados en el
siglo XVI aumentó a 888 años (principalmente debido al hecho de que la mayoría
de los doctores databan de la era patrística, y el lapso de tiempo desde ella).
De los doctores reconocidos en el siglo XVI, todos menos uno eran obispos.
No hubo
nuevas proclamaciones durante el siglo XVII y solo cuatro durante el siglo
XVIII:
III. PROCLAMACIONES DEL SIGLO “18”
11. San Anselmo, arzobispo (1033 o 1034 - 1109; reconocido en 1720
por el Papa Clemente XI)
12. San Isidoro de Sevilla, arzobispo (560 - 636; reconocido en
1722 por el Papa Inocencio XIII)
13. San Pedro Crisólogo, obispo (406 - 450; reconocido en 1729 por
el Papa Benedicto XIII)
14. San León el Grande, papa (400 - 461; reconocido en 1754 por el
Papa Benedicto XIV)
Para este
entonces, el proceso de proclamación de doctores se había formalizado y
asignado a la Congregación de los Ritos.[v]
Además, durante el siglo XVIII, los requisitos para reconocer doctores fueron
articulados en un tomo del cardenal Próspero Lambertini (después, Papa
Benedicto XIV):
Para llegar a ser Doctor de la Iglesia se necesitan tres cosas: en
particular, doctrina eminente, santidad de vida sobresaliente...; y una
declaración aprobada por el sumo pontífice o por un Concilio General
legítimamente reunido.[vi]
Esos mismos
requisitos siguen vigentes hoy en día.
Como
podemos ver, todos los doctores proclamados durante el siglo XVIII fueron
obispos (incluido un papa); tres datan del primer milenio y uno del segundo
milenio; el intervalo promedio de muerte a doctorado se disparó a los 1,067
años.
Si el
proceso formal fue lento en producir resultados durante el siglo XVIII, esto
estaba a punto de cambiar.
IV. PROCLAMACIONES DEL SIGLO “19”
15. San Pedro Damián, cardenal (1007-1072; reconocido en 1828 por
el Papa León XII)
16. San Bernardo de Clairvaux, sacerdote (1090 - 1153; reconocido
en 1830 por el Papa Pío VIII)
17. San Hilario de Poitiers, obispo (300 - 367; reconocido en 1851
por el Papa Pío IX)
18. San Alfonso Liguori, obispo (1696 - 1787; reconocido en 1871
por el Papa Pío IX)
19. San Francisco de Sales, obispo (1567 - 1622; reconocido en 1877
por el Papa Pío IX)
20. San Cirilo de Alejandría, arzobispo (376 - 444; reconocido en
1883 por el Papa León XIII)
21. San Cirilo de Jerusalén, arzobispo (315 - 386; reconocido en
1883 por el Papa León XIII)
22. San Juan Damasceno, sacerdote / monje (676 - 749; reconocido en
1890 por el Papa León XIII)
23. San Bede el Venerable, sacerdote / monje (672 - 735; reconocido
en 1899 por el Papa León XIII)
Nueve doctores
nuevos fueron reconocidos en el siglo XIX, más del doble de los que se había
reconocido en el siglo anterior, y cuatro de los nuevos doctores eran hombres
del segundo milenio. El intervalo promedio entre la muerte y el doctorado se
mantuvo alto en 944 años, impulsado por la creciente brecha entre la actualidad
y la era patrística, de donde originaban cinco de los nuevos doctores. Sin
embargo, la celeridad demostrada en los resultados del siglo XIX es
impresionante: un caso en particular, el de San Alfonso Liguori, resultó en una
proclamación apenas 84 años después de la muerte del santo, ¡un verdadero abrir
y cerrar de ojos en los tiempos de la Iglesia!
Además, la
gran mayoría de los nuevos doctores, siete de ellos, fueron reconocidos durante
un tramo prodigioso que involucró a solo dos papas, Pío IX y León XIII. Seis de
estos doctores, comenzando con Alfonso, fueron reconocidos en los 30 años
inmediatamente posteriores al Concilio Vaticano I.
Luego, la “fábrica
de doctores” de la Iglesia hizo una pausa de veinte años.
V. PROCLAMACIONES DEL SIGLO “20”
24. San Efrén, diácono (306 - 373; reconocido en 1920 por el Papa
Benedicto XV)
25. San Pedro Canisio, sacerdote (1521 - 1597; reconocido en 1925
por el Papa Pío XI)
26. San Juan de la Cruz, sacerdote / místico (1542 - 1591;
reconocido en 1926 por el Papa Pío XI)
27. San Roberto Bellarmín, arzobispo (1542 - 1621; reconocido en
1931 por el Papa Pío XI)
28. San Alberto Magno, obispo (1193-1280; reconocido en 1931 por el
Papa Pío XI)
29. San Antonio de Padua, sacerdote (1195 - 1231; reconocido en
1946 por el Papa Pío XII)
30. San Lorenzo de Brindisi, sacerdote / diplomático (1559 - 1619;
reconocido en 1959 por el Papa Juan XXIII)
31. Santa Teresa de Ávila, mística (1515 - 1582; reconocida en
1970 por el Papa Pablo VI)
32. Santa Catalina de Siena, mística (1347 - 1380; reconocida en
1970 por el Papa Pablo VI)
33. Santa Teresa de Lisieux, monja (1873 - 1897; reconocida en 1997
por el Papa Juan Pablo II)
Dos cosas
sobresalen de las proclamaciones del siglo XX. La primera es la innovación
obvia, después del Concilio Vaticano II: la grata adición de mujeres (Santa
Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa de Lisieux). Sólo uno
de los doctores del siglo XX data de la época patrística. Como resultado, el
intervalo promedio de muerte a doctorado se redujo a 530 años, más bajo que
nunca. Sólo dos fueron obispos.
Lo segundo
que destaca es la cercanía de los resultados del Siglo XX a los del Siglo XIX
en términos numéricos: solo un doctor más durante un tiempo tan activo y
complicado. Si bien se dice que Juan Pablo II canonizó más santos nuevos que
todos sus predecesores combinados, solo creó un nuevo doctor. La mayoría de los doctores del siglo XX datan de
la primera mitad del siglo y la mayoría de ellos fueron creados por Pío XI. Y,
aunque Teresa de Lisieux fue reconocida como doctora en apenas cien años, esto
no supera el récord del siglo XIX establecido para Alfonso Liguori (84 años).
VI. PROCLAMACIONES DEL SIGLO “21”
34. San Juan de Ávila, sacerdote / místico (1500 - 1569; reconocido
en 2012 por el Papa Benedicto XVI)
35. Santa Hildegarda de Bingen, abadesa / teóloga (1098-1179;
reconocida en 2012 por el Papa Benedicto XVI)
36. San Gregorio de Narek, monje / teólogo (951 - 1003; reconocido
en 2015 por el Papa Francisco)
El Siglo
XXI sigue tierno y a muchos nos parece una extensión del Siglo XX. Las tres
proclamaciones hasta ahora no distinguen este siglo del pasado. De hecho, las
tres se remontan a la primera parte del segundo milenio. No hay obispos entre
ellas. Se desconoce el futuro, pero al menos un indicador sugiere que se pueden
lograr números más altos en comparación a siglos anteriores: en ningún siglo
anterior se produjeron nuevos doctores en los primeros veinte años y, aquí, ¡ya
tenemos tres!
Además,
todavía no ha habido un despliegue de doctores presentados como modelos del aggiornamento del Concilio Vaticano II,
o adecuados a los objetivos de la Nueva Evangelización proclamada en los
últimos tres pontificados, o diseñados para reconocer los Padres de la Iglesia asiática,
africana o Americana.
En
consecuencia, esperamos con entusiasmo para ver qué revelaciones la Providencia
nos ha reservado.
[i] “ ‘Something
Surprising’, Reflections on the Proclamation of St. Therese of Lisieux as ‘Doctor
of the Universal Church’,” del p. Steven Payne, incluido en A Better Wine: Essays Celebrating Kieran
Kavanaugh, O.C.D., ICS Publications, 2006, pp. 197-230. Ver también, Saint
Therese of Lisieux: Doctor of the Universal Church, Steven Payne,
O.C.D., New York: St. Paul's, 2002. El p. Payne también presentó un
discurso sobre este tema en relación a San Óscar Romero en la Universidad de
Notre Dame en marzo de 2018.
[ii] Op. Cit. del p. Payne.
[iv] Id.
[v] Id.
[vi] Id.
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